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lunes, 23 de noviembre de 2009

¿PARA QUÉ HACER RUIDO?

"La carreta vacía: Caminaba con mi padre cuando se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó: "¿Oyes algo más que el cantar de los pájaros?" Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí: "Sí, es el ruido de una carreta."

"Eso es" - dijo mi padre - "Es una carreta vacía." Pregunté a mi padre: "¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la vemos?" Entonces mi padre respondió: "Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por causa del ruido. Cuanto más vacía esté, mayor es el ruido que hace."

Me convertí en adulto y hasta hoy cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y echando de menos a la gente, o a aquellos que no pueden estar sin el estímulo de un televisor o de parlantes que impiden todo tipo de diálogo, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo: ¡Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace! Y a la vez, cómo se regocija el corazón cuando vemos pasar una carreta repleta de carga preciosa, silenciosa, plena".

 
 

Estas palabras se complementan al recordar un fragmento del poema Anónimo siglo XVI – Desiderata: "Camina placido entre el ruido y la prisa: y piensa en la paz que se puede encontrar en el silencio... Enuncia tu verdad en una manera serena y clara; Y escucha a los demas, incluso al torpe e ignorante, tambien ellos tienen su propia historia. Esquiva a las personas ruidosas y agresivas, pues son un fastidio para el espiritu... Si te comparas con los demas te volveras vano y amargado; pues siempre habran personas mas grandes y mas pequenas que tu"


Cada uno de nosotros tenemos la posibilidad de escoger como seguir este caminar de la existencia; si creciendo en la paz del espíritu con la serenidad de nuestra esencia, o seguir el juego absurdo de la apariencia en una sociedad tantas veces olvidada de la necesidad de crecer y evolucionar en el amor.

martes, 17 de noviembre de 2009

Artífice de un milagro de amor

Como cualquier madre, cuando Karen supo que un nuevo bebé venía en camino, hizo todo lo posible para ayudar a su otro hijo Michael de tres años de edad, a prepararse para la llegada del bebé. Los exámenes mostraron una niñita y todos los días Michael cantaba cerca de la barriga de su mamita. Él ya amaba a su hermanita antes de nacer y el embarazo se desenvolvió normalmente.

En el tiempo programado se inicia el trabajo de parto y ante algunas complicaciones se discute la necesidad de practicar una cesárea. Finalmente la hermanita de Michael nace y es llevada rápidamente a la Unidad de cuidados intensivos neonatal del Hospital de Saint Mary.

Los días pasaban y la pequeñita empeoraba. El médico les pidió a sus padres: "Prepárense para lo peor pues hay pocas esperanzas". Karen y su marido comenzaron los preparativos para el funeral. Algunos días antes ellos estaban arreglando el cuarto para esperar al nuevo bebé. Hoy los planes eran otros.

Mientras esto sucedía, Michael todos los días, pedía a sus padres que lo llevasen para conocer a su hermanita: - Yo quiero cantar para ella – les decía insistentemente; pero los niños no eran permitidos en la Unidad de cuidados intensivos. Sin embargo, Karen lleva a Michael al hospital de cualquier manera él no había visto a su hermana y si no fuese hoy, tal vez mañana ya no la vería con vida.

Ella vistió a Michael con una ropa un poco mayor, para disfrazar su edad y tomó rumbo al hospital. La enfermera no permitió que el pequeño entrase y exigió que ella lo retirara. Pero Karen insistió: - él no se irá hasta que vea a su hermanita!-.

Ella llevó a Michael hasta la incubadora. Su tierna mirada se centraba en la pequeña personita que perdía su batalla por la vida. Después de algunos segundos mirándola, comenzó a cantar con su voz pequeñita:

"-Tu eres mi sol, y mi único sol. Tú me haces feliz aún cuando el cielo está oscuro..."

En ese momento, la bebé pareció revivir. Las pulsaciones comenzaron a bajar y se estabilizó. Karen animó a Michael para que continuara cantando. "-Tú no sabes, querida, cuánto te amo, por favor no te lleves mi sol ahora."

Mientras Michael cantaba, la respiración difícil del bebé se fue tornando cada vez más suave.

- Continua, querido!, pidió Karen, emocionada

"- La otra noche, querida, yo soñé que tu estabas en mis brazos"...

El bebé se comenzó a relajar. - Canta un poco más Michael, pedía su madre. La Enfermera comenzó a llorar, y la tierna e infantil voz pregonaba:

"- Tu eres mi sol, mi único sol. Tú me haces feliz. Aún cuando el cielo está oscuro...Por favor, no te lleves mi sol ahora."

Al día siguiente, la hermanita de Michael ya se había recuperado y en pocos días se fue para su casa.

El Woman's Day Magazine llamó a esta historia "El milagro de la canción de un hermano". Los médicos lo llamaron simplemente "milagro". Karen le llamó el "milagro del amor de Dios". - (Gracias al aporte de Leonardo Orozco para los Lunes del alma)

Esta es una nueva oportunidad para pensar, si con nuestras canciones podemos ayudar a otros, para que vean el sol aún en medio de las dificultades y vicisitudes del día a día. Con una mirada, una sonrisa, un apretón de manos, un abrazo o un beso podemos ayudar a otro ser humano a reconocerse como un milagro con la capacidad amar y de ser amado

lunes, 9 de noviembre de 2009

Reconoce tus bendiciones en lugar de…

El Midrash relata que el sol y la luna fueron creados originalmente del mismo tamaño. Sin embargo, la luna se quejó ante Dios...

- "¿Es posible que dos reyes gobiernen un país y compartan una misma corona?"

- " Afirmas que tú y el sol no deben ser del mismo tamaño", dijo Dios. "Muy bien, puesto que uno debe estar subordinado al otro, disminuiré tu tamaño y poder. El sol continuará ardiendo tan brillantemente como cuando fue creado e irradiará luz y calor durante todo el día, y tú proveerás sólo una débil iluminación durante la oscuridad de la noche".

La luna se entristeció sobremanera al escuchar estas palabras e inmediatamente se lamentó de sus propios dichos. Por eso, Dios le dijo luego:

- " Porque comprendo que ahora te lamentas por tu conducta impropia, haré más leve el peso de Mi decisión: te rodearé de incontables estrellas luminosas que agregarán a tu luz su propio brillo titilante.

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"Valora tus bendiciones: las personas quienes te aman, tu trabajo, tu inteligencia y capacidad, aprecia este día de vida y cada compartir por sencillo que sea.

Muchos por estar viendo las bendiciones de quienes le rodean, no son capaces de reconocer sus tesoros. Apréciate a ti mismo     ¡Ser excepcional venido a este planeta para ser feliz al dar lo mejor de ti a quienes te rodean!

martes, 3 de noviembre de 2009

¿Soy consciente de mis palabras?

Había una vez un hombre que calumnió grandemente a un amigo suyo, todo por la envidia que le tuvo al ver el éxito que éste había alcanzado.

Tiempo después se arrepintió de la ruina que trajo con sus calumnias a ese amigo, y visitó a un hombre sabio a quien le dijo:"Quiero arreglar todo el mal que hice a mi amigo. ¿Cómo puedo hacerlo?". El hombre respondió: "Toma una bolsa llena de plumas de ave y suéltalas por donde vayas".

El hombre al cabo de un día las había soltado todas. Volvió donde el sabio y le dijo:"Ya he terminado". Y el sabio contestó: "Esa es la parte más fácil. Ahora debes volver a llenar la bolsa con las mismas plumas que soltaste. Sal a la calle y búscalas".

El hombre se sintió muy triste, pues sabía que eso era imposible.

El sabio le dijo: "Así como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, así mismo el mal que hiciste voló de boca en boca y el daño ya está hecho. Sé humilde y reconoce el daño pidiendo perdón a tu amigo, y jamás vuelvas a repetirlo". Autor anónimo.

Con nuestras palabras podemos fortalecer pero también aniquilar a quienes nos rodean, por ello antes de convertir nuestros pensamientos en palabras debemos tener la certeza de la veracidad, la bondad y la necesidad de transmitir ese mensaje.

Somos responsables y co-creadores de la situación que estamos viviendo. Cada pensamiento y cada palabra construye una realidad; por tanto, nosotros podemos permitirnos únicamente pensamientos y palabras positivas para transformar el odio en amor, la escasez en abundancia, la enfermedad en salud, la guerra en paz, la tristeza en felicidad…