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jueves, 11 de febrero de 2010

Con entusiasmo y optimismo todas las puertas se abren


Un joven vio en un diario un aviso que decía: “Se necesita un ayudante”. Él estaba buscando trabajo y quizás esta era su oportunidad. A las  8:00am del día siguiente llegó a la empresa anunciada por el diario para una entrevista. Para su sorpresa había varios muchachos como él formando fila frente a la puerta de la oficina, esperando ser entrevistados. ¿Qué haría? Más de un joven habría dicho… ¡mmmmm! Hay muy pocas probabilidades, tengo 20 personas por delante, no tengo ni la más mínima oportunidad, me regreso a casa.
Pero no procedió de esta manera, sino con el fuego de la esperanza ardiendo en su corazón, rápidamente escribió una nota, y con ella en la mano corrió al frente de la fila y se la entregó a la secretaria, diciendo: “Por favor, ¿podría entregarle esta nota a la persona encargada de hacer las entrevistas? Es muy importante que vea este mensaje ahora mismo”. Su aplomo y entusiasmo fue contagioso. La secretaria le entregó la nota al gerente y le dijo: “Allá afuera hay un muchacho quien le pide a Usted leer esta importante nota inmediatamente”.
El gerente tomó la nota, la abrió y leyó el siguiente mensaje: “Soy el muchacho número 21 en la fila. Por favor no haga ninguna decisión hasta entrevistarme”. El gerente sonrió. Leyó de nuevo la nota y entonces se puso de pie diciendo. “Quiero ver a un muchacho así. No se ha desanimado ni con 20 competidores delante de él.” Fue hasta la puerta, contó hasta el número 21 y lo llamó. Luego de conversar con él, quedó aun más gratamente impresionado. El número 21 consiguió el trabajo.
El entusiasmo y el optimismo son muy importantes frente a la vida. Y cuando la confianza y el entusiasmo no están fundados en sí mismo, sino también en el Creador y sustentador de todas las cosas, resulta una increíble combinación capaz de asegurar aun más el éxito y el triunfo.

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