Se reúnen tres paisas y crean una empresa
Se reúnen tres costeños y se arma una parranda
Se reúnen tres santandereanos y hay dos muertos y un herido
Se reúnen tres pereiranos y arman un cartel de traquetos
Se reúnen tres vallunos y arman una banda de atracadores
Se reúnen tres huilenses y se arma una dormida colectiva
Se reúnen tres boyacos y arman una fábrica de cerveza y se beben las utilidades
Se reúnen tres quindianos y montan una organización de trata de blancas
Se reúnen tres cucuteños y abren un bar de paisitas
Se reúnen tres payaneses y montan una iglesia
Se reúnen tres caldenses y arman el bareto más grande del mundo
Se reúnen tres rolos y hasta ahí fue bueno el chiste....(aburren hasta los chistes)
El hombre tiene que establecer un final para la guerra. Si no, la guerra establecerá un final para la humanidad
lunes, 26 de octubre de 2009
Carta a un Hijo
Con cariño... para los que somos padres y para los que algún día lo serán...
Era una mañana como cualquier otra. Yo, como siempre, me hallaba de mal humor.
Te regañé porque te estabas tardando demasiado en desayunar, te grité porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta.
Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso te levanté por el cabello y te empujé violentamente para que fueras a cambiarte de inmediato.
Camino a la escuela no hablaste. Sentado en el asiento del auto llevabas la mirada perdida. Te despediste de mi tímidamente y yo sólo te advertí que no te portaras mal.
Por la tarde, cuando regresé a casa después de un día de mucho trabajo, te encontré jugando en el jardín. Llevabas puestos tus pantalones nuevos y estabas sucio y mojado.
Frente a tus amiguitos te dije que debías cuidar la ropa y los zapatos; que parecía no interesarte mucho el sacrificio de tus padres para vestirte. Te hice entrar a la casa para que te cambiaras de ropa y mientras marchabas delante de mi te indiqué que caminaras erguido.
Más tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa.
A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre la mesa y me puse de pie furioso porque no parabas de jugar. Con un golpe sobre la mesa grité que no soportaba más ese escándalo y subí a mi cuarto.
Al poco rato mi ira comenzó a apagarse.
Me di cuenta de que había exagerado mi postura y tuve el deseo de bajar para darte una caricia, pero no pude.. Cómo podía un padre, después de hacer tal escena de indignación, mostrarse sumiso y arrepentido?
Luego escuché unos golpecitos en la puerta. 'Adelante' ... dije, adivinando que eras tú. Abriste muy despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitación.
Te miré con seriedad y pregunté: ¿Te vas a dormir? ... ¿vienes a despedirte?
No contestaste. Caminaste lentamente con tus pequeños pasitos y sin que me lo esperara, aceleraste tu andar para echarte en mis brazos cariñosamente.
Te abracé ...... y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito.
Tus manitas rodearon fuertemente mi cuello y me diste un beso suavemente en la mejilla.
Sentí que mi alma se quebrantaba.
'Hasta mañana papito' me dijiste.
¿Qué es lo que estaba haciendo?
¿Por qué me desesperaba tan fácilmente?
Me había acostumbrado a tratarte como a una persona adulta, a exigirte como si fueras igual a mí y ciertamente no eras igual.
Tu tenias unas cualidades de las que yo carecía: eras legítimo, puro, bueno y sobretodo, sabias demostrar amor.
¿Por qué me costaba tanto trabajo?,
¿Por qué tenía el hábito de estar siempre enojado?
¿Qué es lo que me estaba aburriendo?
Yo también fui niño.
¿Cuándo fue que comencé a contaminarme?
Después de un rato entré a tu habitación y encendí con cuidado una lámpara.
Dormías profundamente.
No pude contener el sollozo y cerré los ojos.
Una de mis lágrimas cayó en tu piel. No te inmutaste.
Me puse de rodillas y te pedí perdón en silencio.
Te cubrí cuidadosamente con las cobijas y salí de la habitación.
Si Dios me escucha y te permite vivir muchos años, algún día sabrás que los padres no somos perfectos, pero sobre todo, ojalá te des cuenta de que, pese a todos mis errores, te amo más que a mi vida.
'Si lloras por haber perdido el Sol, entonces no podrás ver las estrellas'.
Era una mañana como cualquier otra. Yo, como siempre, me hallaba de mal humor.
Te regañé porque te estabas tardando demasiado en desayunar, te grité porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta.
Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso te levanté por el cabello y te empujé violentamente para que fueras a cambiarte de inmediato.
Camino a la escuela no hablaste. Sentado en el asiento del auto llevabas la mirada perdida. Te despediste de mi tímidamente y yo sólo te advertí que no te portaras mal.
Por la tarde, cuando regresé a casa después de un día de mucho trabajo, te encontré jugando en el jardín. Llevabas puestos tus pantalones nuevos y estabas sucio y mojado.
Frente a tus amiguitos te dije que debías cuidar la ropa y los zapatos; que parecía no interesarte mucho el sacrificio de tus padres para vestirte. Te hice entrar a la casa para que te cambiaras de ropa y mientras marchabas delante de mi te indiqué que caminaras erguido.
Más tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa.
A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre la mesa y me puse de pie furioso porque no parabas de jugar. Con un golpe sobre la mesa grité que no soportaba más ese escándalo y subí a mi cuarto.
Al poco rato mi ira comenzó a apagarse.
Me di cuenta de que había exagerado mi postura y tuve el deseo de bajar para darte una caricia, pero no pude.. Cómo podía un padre, después de hacer tal escena de indignación, mostrarse sumiso y arrepentido?
Luego escuché unos golpecitos en la puerta. 'Adelante' ... dije, adivinando que eras tú. Abriste muy despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitación.
Te miré con seriedad y pregunté: ¿Te vas a dormir? ... ¿vienes a despedirte?
No contestaste. Caminaste lentamente con tus pequeños pasitos y sin que me lo esperara, aceleraste tu andar para echarte en mis brazos cariñosamente.
Te abracé ...... y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito.
Tus manitas rodearon fuertemente mi cuello y me diste un beso suavemente en la mejilla.
Sentí que mi alma se quebrantaba.
'Hasta mañana papito' me dijiste.
¿Qué es lo que estaba haciendo?
¿Por qué me desesperaba tan fácilmente?
Me había acostumbrado a tratarte como a una persona adulta, a exigirte como si fueras igual a mí y ciertamente no eras igual.
Tu tenias unas cualidades de las que yo carecía: eras legítimo, puro, bueno y sobretodo, sabias demostrar amor.
¿Por qué me costaba tanto trabajo?,
¿Por qué tenía el hábito de estar siempre enojado?
¿Qué es lo que me estaba aburriendo?
Yo también fui niño.
¿Cuándo fue que comencé a contaminarme?
Después de un rato entré a tu habitación y encendí con cuidado una lámpara.
Dormías profundamente.
No pude contener el sollozo y cerré los ojos.
Una de mis lágrimas cayó en tu piel. No te inmutaste.
Me puse de rodillas y te pedí perdón en silencio.
Te cubrí cuidadosamente con las cobijas y salí de la habitación.
Si Dios me escucha y te permite vivir muchos años, algún día sabrás que los padres no somos perfectos, pero sobre todo, ojalá te des cuenta de que, pese a todos mis errores, te amo más que a mi vida.
'Si lloras por haber perdido el Sol, entonces no podrás ver las estrellas'.
martes, 20 de octubre de 2009
Mensaje del amor
Cada día son más los seres quienes sienten el vacío y la necesidad de amor, Son muchísimos quienes van por el mundo mendigando amor, mientras hacen de su vida un verdadero desastre por creer en la falta del mismo. Muchos claman por el milagro de vibrar al ser amados y buscan en todas partes, sin detenerse a ver dentro de su propio corazón donde está la gran respuesta anhelada.
¿A quién doy ese amor, si mi pareja no me dedica tiempo o mis hijos ya parecen no necesitarme, o mis vecinos me evaden?... La respuesta es: Hay miles y miles de seres esperando por una palabra amorosa, por una caricia, por una mirada, por un abrazo o un repentino minúsculo beso. No vayas muy lejos para buscarlos, están tus padres y demás familiares, aquellos amigos de los primeros años de tu vida, los recordados profesores, tus compañeros de trabajo, actuales o antiguos vecinos, exparejas; los conocidos y desconocidos quienes hoy ocupan una celda o una cama en un hospital, un rinconcito en un orfanato, un hogar de la tercera edad o sin ir más lejos quienes deambulan por las calles. Con todo esto ¿aún preguntas a quien puedes dar amor? Mira a tú alrededor y solo ten la oportunidad de comprobar cómo dando un simple abrazo se recibe una verdadera caricia en el alma. "Cuando das amor, se llena tu corazón".
Empieza a amar la vida recobrando la capacidad de maravillarte con todo a tu alrededor, como la luz, la oscuridad, la sonoridad, el silencio, una flor, un insecto, un ave, el agua, el aire, una mirada, una sonrisa, un beso. Despierta y reconoce el milagro de la Creación y el privilegio de ser parte de esta obra.
Elimina cualquier sentimiento de irritación, recelo o desprecio por ti mismo y reconócete como una fuente de amor. Siéntete satisfecho por tantas bendiciones recibidas sin dejar de anhelar otros deseos o experiencias y deja fluir la realización de tus sueños con confianza, ilusión, optimismo.
Sé consciente del prodigio de tu cuerpo, admira por ejemplo el milagro de la respiración a través de inhalar aire y llevar oxigeno dando vida a cada una de las células de tu organismo. Revisa por un instante tu estupendo corazón y lo fascínate de tener la posibilidad de seguir tu caminar en este planeta con su rítmico latir. ¡Ama y agradece la perfección de cada milímetro de tu ser dejando de lado el sentirte pobre, pues eres un ser increíblemente bendecido!.
A pesar de la conmoción del planeta Tierra, el amor se respira por todas partes, tan solo basta ver en un aeropuerto las manifestaciones de amor de quienes se reencuentran o de quienes se despiden. Tras un desastre natural, un tsunami o un terremoto, avalanchas o eventos de terrorismo como explosiones, nadie toma un teléfono para insultar o maldecir, todos llaman para expresar amor a sus seres queridos. Basta con contemplar los padres con sus hijos, las parejas enamoradas, un ser ayudando a otro desvalido y se puede comprobar la presencia del amor. Irremediablemente emanas del amor, vibras en el amor y vas camino al amor.
¿A quién doy ese amor, si mi pareja no me dedica tiempo o mis hijos ya parecen no necesitarme, o mis vecinos me evaden?... La respuesta es: Hay miles y miles de seres esperando por una palabra amorosa, por una caricia, por una mirada, por un abrazo o un repentino minúsculo beso. No vayas muy lejos para buscarlos, están tus padres y demás familiares, aquellos amigos de los primeros años de tu vida, los recordados profesores, tus compañeros de trabajo, actuales o antiguos vecinos, exparejas; los conocidos y desconocidos quienes hoy ocupan una celda o una cama en un hospital, un rinconcito en un orfanato, un hogar de la tercera edad o sin ir más lejos quienes deambulan por las calles. Con todo esto ¿aún preguntas a quien puedes dar amor? Mira a tú alrededor y solo ten la oportunidad de comprobar cómo dando un simple abrazo se recibe una verdadera caricia en el alma. "Cuando das amor, se llena tu corazón".
Empieza a amar la vida recobrando la capacidad de maravillarte con todo a tu alrededor, como la luz, la oscuridad, la sonoridad, el silencio, una flor, un insecto, un ave, el agua, el aire, una mirada, una sonrisa, un beso. Despierta y reconoce el milagro de la Creación y el privilegio de ser parte de esta obra.
Elimina cualquier sentimiento de irritación, recelo o desprecio por ti mismo y reconócete como una fuente de amor. Siéntete satisfecho por tantas bendiciones recibidas sin dejar de anhelar otros deseos o experiencias y deja fluir la realización de tus sueños con confianza, ilusión, optimismo.
Sé consciente del prodigio de tu cuerpo, admira por ejemplo el milagro de la respiración a través de inhalar aire y llevar oxigeno dando vida a cada una de las células de tu organismo. Revisa por un instante tu estupendo corazón y lo fascínate de tener la posibilidad de seguir tu caminar en este planeta con su rítmico latir. ¡Ama y agradece la perfección de cada milímetro de tu ser dejando de lado el sentirte pobre, pues eres un ser increíblemente bendecido!.
A pesar de la conmoción del planeta Tierra, el amor se respira por todas partes, tan solo basta ver en un aeropuerto las manifestaciones de amor de quienes se reencuentran o de quienes se despiden. Tras un desastre natural, un tsunami o un terremoto, avalanchas o eventos de terrorismo como explosiones, nadie toma un teléfono para insultar o maldecir, todos llaman para expresar amor a sus seres queridos. Basta con contemplar los padres con sus hijos, las parejas enamoradas, un ser ayudando a otro desvalido y se puede comprobar la presencia del amor. Irremediablemente emanas del amor, vibras en el amor y vas camino al amor.
Despierta a la vida
Un hombre se sentó en una estación del metro en Washington y comenzó a tocar el violín, en una fría mañana de enero. Durante los siguientes 45 minutos pasaron por esa estación más de mil personas, casi todas camino a sus trabajos.
Transcurrieron tres minutos hasta que alguien se detuvo ante el músico. Un hombre de mediana edad alteró por un segundo su paso y advirtió que había una persona tocando música. Un minuto más tarde, el violinista recibió su primera donación: una mujer arrojó un dólar en la lata y continuó su marcha. Algunos minutos más tarde, alguien se apoyó contra la pared a escuchar, pero enseguida miró su reloj y retomó su camino.
Quien más atención prestó fue un niño de 3 años. Su madre tiraba del brazo, apurada, pero el niño se plantó ante el músico. Cuando su madre logró arrancarlo del lugar, el niño continuó volteando su cabeza para mirar al artista. Esto se repitió con otros niños. Todos los padres, sin excepción, los forzaron a seguir la marcha.
En los tres cuartos de hora que el músico tocó, sólo siete personas se detuvieron y otras veinte dieron dinero, sin interrumpir su camino. El violinista recaudó 32 dólares. Cuando terminó de tocar y se hizo silencio, nadie pareció advertirlo. No hubo aplausos, ni reconocimientos.
Nadie lo sabía, pero ese violinista era Joshua Bell, uno de los mejores músicos del mundo, tocando las obras más complejas que se escribieron alguna vez, en un violín tasado en 3.5 millones de dólares. Dos días antes de su actuación en el metro, Bell colmó un teatro en Boston, con localidades que promediaban los 100 dólares.
Esta es una historia real. La actuación de Joshua Bell de incógnito en el metro fue organizada por el diario The Washington Post como parte de un experimento social sobre la percepción, el gusto y las prioridades de las personas. La consigna era: en un ambiente banal y a una hora inconveniente, ¿percibimos la belleza? ¿Nos detenemos a apreciarla? ¿Reconocemos el talento en un contexto inesperado?
"Ha sido lo más impactante que he visto en Washington", reconoce. "Joshua Bell estaba allí tocando en hora punta, y la gente no se paraba, ni siquiera miraba. ¡Algunos incluso le echaban monedas! ¡Cuartos de dólar! Yo eso no se lo haría a nadie". Lo que más extrañó a Bell, sin embargo, fue que al final de cada pieza no pasaba "nada". Nada. Ni un bravo, ni un aplauso. Sólo silencio.
Si no tenemos un instante para detenernos a escuchar a uno de los mejores músicos interpretar la mejor música escrita, ¿qué otras cosas nos estaremos perdiendo?
La invitación es ¡Despertar! a cada una de tus bendiciones: Tu cuerpo, tu vida, tu familia, tu entorno, y a cada uno de los instantes que tienes el honor de compartir.
lunes, 12 de octubre de 2009
Tips de Bogotá
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